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La necesidad de reducir la polarización política: ¿nuevo contrato social o políticas específicas?

  • Foto del escritor: Luis Porto
    Luis Porto
  • 15 dic 2022
  • 4 Min. de lectura

América Latina y el Caribe se enfrentan a múltiples desafíos.


A nivel estructural se pueden mencionar el cambio climático, la revolución científico-técnica, la desigualdad, la diversificación para el desarrollo productivo, las corrientes migratorias, los problemas de seguridad ciudadana y el crimen organizado, la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas.


Además, en la actual coyuntura se suman desafíos económicos como la inflación, el aumento del informalismo y el endeudamiento y desafíos sociales como la insatisfacción con la democracia, las protestas y el conflicto potencial.


Estos desafíos se relacionan con shocks externos e incertidumbres a los que la región enfrenta con múltiples vulnerabilidades[2] y la construcción de resiliencia se vuelve necesidad.


El desarrollo de capacidades de resiliencia requiere inversión y los inversores no invierten si la incertidumbre es elevada. Otro círculo vicioso en el que está inserto la región y del cual se puede salir.


La fórmula es tan obvia como difícil.


En un marco de incertidumbre, es el sistema político el que debe ofrecer predictibilidad, esa es la obviedad.


Pero los sistemas políticos en la región están enfermos de polarización, esa es la dificultad.


La estabilidad y la credibilidad de las instituciones económicas y políticas requiere reducir la polarización política para poder construir consensos e identidad común. Y eso en estos días es lo difícil, pero no es imposible.


Reducir la polarización política permite construir y desarrollar gobernabilidad, lo que a su vez mejora la capacidad de brindar bienes y servicios públicos que permitan generar retornos sociales para atraer inversiones y desarrollar resiliencia.


Reducir la polarización política no es sencillo porque también se reproduce en círculos viciosos a través de efectos espejos:


· la polarización entre líderes políticos se refleja en sus seguidores politizados que se polarizan en las redes,

· los medios reflejan la polarización de los lideres y de las redes y de esa forma se masifica, llegando la polarización, con mas o menos fuerza a la gente no politizada.

· Los políticos luego refuerzan la polarización porque sus bases y la gente no politizada se los pide.


Este tipo de efecto espejo es propio de la afiliación afectiva en la política. Se transforma la política no en lucha de ideas sino en lucha de afectos, de emociones de atracción y repulsión: ellos contra nosotros. Se pierde la identidad colectiva común y se produce una polarización identitaria.


Esta polarización rompe con dos reglas no escritas de la convivencia democrática: el respeto y la tolerancia con quien piensa diferente y el respeto hacia quien piensa diferente en la aplicación de las reglas.[3]


El respeto mutuo se vuelve una condición necesaria de la convivencia democrática, en caso contrario los efectos espejo señalados terminan boicoteando la gobernabilidad y las fallas de gobernanza terminan disparando gatillos de indignación y conflicto

Las redes incentivan el sesgo de comportamiento de grupo y todo se ve del color de los lentes de cada grupo, de cada identidad se politiza todo y se polariza todo en la medida que no haya puentes entre los polos.[4]


Se produce la homogenización. esa homogenización que termina convirtiendo a las masas en una comunidad susceptible de ser manipulada a través de las atracciones y repulsiones emocionales hacia cada identidad ideológica.


La homogenización[5] rompe los puentes entre los polos, la masa absorbe las diversidades y los intercambios entre quienes piensan diferente reproducen la polarización de sus líderes y se genera el rechazo y el castigo moral a quien trata de dialogar con el otro.


En un estudio reciente[6] se muestra que si se fomenta el sentimiento de cercanía entre los polos a través de similitudes incidentales se puede lograr la convergencia de los puntos de vista. Y tienen particular relevancia en este proceso, terceras personas, no politizadas.


Esta es una pista para reducir la polarización ideológica identitaria sobre la base de la convergencia de opiniones en ciertos temas puntuales.


Las similitudes incidentales en la que intervienen actores no politizados podrían romper con el proceso de homogenización que la polarización conlleva.


Otro trabajo[7] coincide con este punto identificando tres mecanismos para evitar la polarización entre las que se destaca el incentivo de políticas no extremistas.


Estos hallazgos nos llevan a cuestionarnos si el llamado a un nuevo contrato social en los países de la región es el camino mas corto para reducir la polarización.


Nuevos contratos sociales son importantes para enfrentar los desafíos de la región, pero es difícil avanzar en ese camino en un escenario de polarización.


Otro camino es más urgente e igual de importante: identificar políticas que alineen los intereses de los diferentes polos pues no cuestiona su identidad. Políticas que permitan satisfacer necesidades sustanciales para el desarrollo de capacidades en la población en las cuales las diferentes ideologías puedan consensuar, atemperar sus acciones y reacciones limitando la influencia de los radicalizadores, al tiempo que se fomenta la tolerancia y el respeto mutuo.


¿Existen esas opciones?


Hace unas semanas, en una conversación con un Senador de un país de la región, surgieron algunos ejemplos. Si han pasado gobiernos de diferentes colores y los problemas de seguridad o de educación no se han resuelto, ¿no será hora de aceptar que todas las identidades ideológicas por sí solas no pueden?


Autocrítica y reconocimiento de la necesidad de trabajo conjunto con otras tiendas políticas en problemas que ninguno por sí solo ha resuelto.


Lo que sucede en ese país es común a otros países. Identificar esos problemas, a los actores involucrados, en lo posible no politizados, promover mesas de diálogo invitando a la academia, identificar intereses en común y diseñar mecanismos de gobernanza para la implementación de políticas específicas, puede ser el camino para reducir la polarización política.


No es fácil, pero como decía el Bebe Sendic, si discutimos sobre nuestras diferencias estaremos discutiendo toda la vida, si por el contrario trabajamos juntos en lo que estamos de acuerdo, estaremos trabajando juntos toda la vida.


Identifiquemos las políticas que nos unan.

 
 
 

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